Sin el don de la vista, el racismo no existiría. Los humanos tenemos una singular habilidad para etiquetar al prójimo por pequeñas variaciones en su fisonomía: labios más o menos gruesos, nariz más o menos achatada, ojos más o menos rasgados, tono de piel más o menos claro... Diferencias a veces nimias que a lo largo de la historia han sido motivo y siguen siéndolo de discriminación e incluso genocidio. Pero los clichés de identidad que en apariencia permiten incluimos dentro de un grupo étnico son tan endebles que pueden ser diluidos con un buen maquillaje.
Prueba de esto es la metamorfosis que han experimentado el ex madridista Christian Karembeu y su esposa, la modelo eslovaca Adriana Sklenarikova. La pareja fue invitada, junto con otras cuatro celebridades, por Canal + de Francia para participar en el documental En la piel de un negro, cuyo propósito es luchar contra el auge del racismo. los maquilladores hicieron que el futbolista de origen neocaledonio se convirtiera en un caucasiano; y su chica, rubia y de ojos azules, en una belleza de ébano.
Lo dicho: las razas entran por los ojos.
Prueba de esto es la metamorfosis que han experimentado el ex madridista Christian Karembeu y su esposa, la modelo eslovaca Adriana Sklenarikova. La pareja fue invitada, junto con otras cuatro celebridades, por Canal + de Francia para participar en el documental En la piel de un negro, cuyo propósito es luchar contra el auge del racismo. los maquilladores hicieron que el futbolista de origen neocaledonio se convirtiera en un caucasiano; y su chica, rubia y de ojos azules, en una belleza de ébano.
Lo dicho: las razas entran por los ojos.
Artículo extraído de la revista Muy Interesante, mes Abril
